María de los Ángeles es una veterana saetera cuya extraordinaria voz, educada en la coral de la Catedral Sevillana, es capaz de clavar un rejón de piedad, de alegre tristeza y de esperanzada pena en lo más profundo del alma de quien la escucha. Es saetera por vocación, y en sus comienzos cuenta que lo hacía con miedo, aunque nosotros, conociéndola creemos que a lo que llama miedo, no es otra cosa que responsabilidad.
La primera vez que cantó en público, fue en el pueblo natal de su marido, Azuaga (Badajoz) a invitación del Alcalde, y desde entonces no falta un año, que su voz esté en el aire sevillano.
Miembro de la escuela de Saetas de la Hermandad de la Sagrada Cena, inicia cada año su andadura en este difícil rezo de voz en Octubre y no hay semana que no sea requerida desde diversos foros, hermandades, parroquias y colectividades hasta Semana Santa, en la que ni un solo día pasa sin que su voz lance «Dardos de Pasión» desde un balcón, desde la calle o en la intimidad de una capilla durante la Cuaresma.
Respecto a su paso por la escuela de Saetas -a la que sigue asistiendo, porque dice aprender siempre y de todos- admite le ha sido de gran ayuda, ya que no solo se aprenden los distintos palos, sino también los tonos, fuerza, respiración y sentimiento.
A pesar de profesar una gran devoción por todas las advocaciones, siente una especial predilección por Santísimo Cristo del Calvario, Jesús de la Caridad de Santa Marta y Jesús del Gran Poder.
